domingo, 6 de diciembre de 2015

Todos contra Podemos


Empiezo diciendo que no me siento representado por ninguna identidad colectiva, y a pesar del rechazo que me despiertan los partidos tradicionales por la pésima gestión, y los escándalos de todo tipo que hemos conocido, en principio, percibí el movimiento de Podemos con cierta suspicacia.

Sin embargo, el ataque unánime y
coordinado que están soportando por parte de los mecanismos institucionalesmedios de comunicación, así como el resto de fuerzas políticas, cuanto menos da que pensar.

Si somos rigurosos, la práctica totalidad de sus propuestas han superado las tres fases que experimenta la verdad que sugiere el ilustre A. Schopenhauer; que es, en primer lugar, rechazada; luego pasan a cuestionarla con vehemencia, y finalmente es aceptada como algo evidente.


Desde la renta básica, que tanta polémica suscitó, y que ahora, cada uno a su manera, todos los partidos formulan proyectos en la misma línea para, al menos, garantizar unos ingresos mínimos en un mercado laboral incapaz de abastecer a un porcentaje aceptable del censo; pasando por la reforma de la Constitución, por lo que fueron acusados de pretender destruirla, y ahora, incluido el Partido Popular ha abierto la posibilidad de modificarla; hasta la necesidad de reestructurar las deudas que no se pueden pagar; idea que comienza a permear a una Troika hermética, irracional e intransigente con el caso griego.

Sólo se les ha concedido un acierto en el diagnóstico acerca de la situación por la que pasa el país. Francamente, sería más correcto decir que, para muchos, han desvelado las teselas de este criminal mosaico que compone España. 

Nadie niega ya que su simple irrupción ha supuesto, en sí misma, una regeneración en el ámbito social y político. Unos, porque han reducido notablemente su nivel de aceptación ante las prácticas corruptas; y otros, porque sólo cuando han comprendido que podían perder sus privilegios, se han visto obligados admitir, a priori, unas nociones mínimas de apariencia democrática. Por tanto, ha establecido un contrapeso donde no lo había.
 
A pesar de eso, la actitud de los distintos estamentos, desde un prisma de imparcialidad, es indigna de un estado civilizadoNos hallamos ante un claro vestigio antidemocrático.

Ninguna agrupación que aspire a gobernar puede soportar que por radio, televisión y prensa escrita, estén machacando a todas horas a la audiencia con la publicación sistemática de información conscientemente falsa, inopinada, y sin contrastar -con una intencionalidad palmaria- sin verse seriamente perjudicado. Interpretaciones sesgadas, declaraciones tergiversadas; todo vale para generar ruido e incertidumbre en torno a sus portavoces.

Usan el miedo que transmiten a la gente para condicionar su libertad de elección
; ergo, la población está siendo sometida a una coacción mediática.

Se da la aberrante paradoja de que utilizan
recursos públicos para evitar a toda costa que les voten; o lo que es lo mismo, para acaparar el voto en su favor, y monopolizar también el sector de la política ¿Si lo puedes pagar tú, para qué rascarse el bolsillo?

Es de justicia mencionar que todas y cada una de las acusaciones que han vertido sobre ellos, han sido reunidas y argumentadas en una denuncia que presentó el sindicato Manos Limpias, y fue desestimada por un Tribunal por carecer de fundamento, de base probatoria, y por apoyarse en conjeturas. No obstante, no se hace eco de esa parte del relato. En un ámbito de normalidad, algo así sería suficiente; pero este no es el caso. En un Estado de Derecho, acusar sin pruebas supone incurrir en un delito de injurias y calumnias.

Hoy en día se mueven en unos niveles de ambigüedad que, para muchos, se hace difícil discernir entre datos contrastados, y simples ocurrencias.

¿Qué grado de credibilidad pueden tener si, de hecho, usan los mismos métodos que atribuyen a los Estados que denominan "bolivarianos", para tratar de difamarlos? ¿No es eso lo que pretenden evitar? ¿No será que ya vivimos en uno?

En la práctica, existen
similitudes que son obvias e innegables, véase: el uso de las instituciones para la persecución de personas de manera individual con afán de desprestigio, la destrucción de pruebas o desaparición de las mismas en la cadena de custodia; el control de los canales de la tv. pública, y la mayor parte de los medios privados con unas cotas de manipulación que produce sonrojo; las injerencias del poder político en el poder judicial son culturalmente aceptadas; el populismo está a la orden del día, la corrupción es sistémica, y el clientelismo su modus operandi.

Hemos podido ver cómo acusan a la Alcaldesa Manuela Carmena de ser filoetarra, nada menos. Buena parte de su gabinete de abogados fue asesinado por terroristas, y es conocido que ella misma estuvo amenazada de muerte por la organización. Una ex jueza; una persona decente, respetable, y de tan reconocida trayectoria...Es una ignominia. Dejan patente su bajeza moral, e infunden vergüenza ajena.

Esto significa que cualquier hijo de vecino que esté en disposición de encabezar un movimiento político con intención de proponer ideas nuevas o distintas, siempre y cuando tuviera posibilidades de tener éxito, será vinculado con personas dedicadas a sembrar el terror que matan y descuartizan a gente inocente haciéndola saltar por los aires.

Desde luego, algunos de ellos están arriesgando mucho por enfrentarse a empresarios y políticos;
es decir, a corruptores y corruptos, y por mal que lo hicieran, es una oportunidad, puede que única, para cambiar las cosas y empezar de cero. De bombear cieno y bilis, y modificar los mecanismos que permiten que los verdaderos enemigos del sistema salgan impunes del ingente desfalco de fondos públicos, de revocar los mandatos de quienes incumplan su programa, de edificar usando patrones de eficiencia y verdadera necesidad,  de evitar privatizaciones interesadas, el cobro de comisiones ilegales a cambio de concesiones urbanísticas, las políticas cortoplacistas; y, de una vez por todas, atacar a las causas estructurales que originan los problemas, y no desperdiciar esfuerzos en tratar de solucionar en vano sus inagotables consecuencias.

Volviendo a la Constitución, sólo han hablado de que se aplique, y de blindar derechos fundamentales que son vulnerados sin mesura; y que no se utilice como arma arrojadiza
, y caiga en saco roto. Siendo pragmáticos, se ha de reconocer que buena parte de su articulado está repleto de palabras vacías de contenido, conceptos grandilocuentes, y dogmatismos de sonoridad ampulosa que son desatendidos en virtud del art. 135, y el derecho a la propiedad privada entre otros; que son preceptos de obligado cumplimiento.

Se ha quebrantado el contrato social: la ofensiva duración de los contratos, la fuerte pérdida de poder adquisitivo, de calidad de vida, y la ridícula subida del salario mínimo, exponen nítidamente el camino que han elegido para salir del atolladero, cronificando la precariedad mediante el empleo de violencia estructural pura y dura. El peso de la prueba reside en que puedes tener trabajo, y ser pobre. Y por eso a la gente le sobra tanto mes al finalizar el sueldo.

Para
combatir la lacra de la corrupción, tienen la desfachatez de plantear soluciones como limitar el tiempo de instrucción de los sumarios; y no hablan de dotar de medios a los jueces, que se ven indefensos, ni de revisar los periodos de prescripción de este tipo de delitos, que son estratégicamente breves.

Por si fuera poco, no es más que otra artimaña de la que pretenden sacar provecho. Abogados, jueces y fiscales coinciden en que la medida fomentará la impunidad, y dificultará la persecución de los delitos de cuello blanco, ¡Es un insulto a la inteligencia! La complejidad y sofisticación de la ingeniería fiscal que ponen en práctica a la hora de defraudar, imposibilita la resolución de los procesos en tiempos razonables para que la justicia surta efecto, y la legislación actual no tiene armas para afrontarla -como reclaman las propias autoridades judiciales- al estar obsoleta.

El movimiento ha sido tachado, también, de antisistema, ¡Tiene gracia!, vean la insostenibilidad de los fondos de reserva de las pensiones, háganse autónomos, matricúlense en la universidad, vayan a un hospital o presenten una demanda. El PP está destruyendo los pilares estructurales del estado del bienestar, señoras y señores.

La sanidad pública tiene las horas contadas, por citar un ejemplo. Si alguien pensaba que Alemania, cuyo sistema sanitario deja mucho que desear, iba a permitir que gocemos de este "lujo"; que, en buena medida, ya han mutilado, no ha hecho una lectura racional de los acontecimientos.

Y son ubicados en la izquierda radical; con el carácter peyorativo que el propio concepto lleva implícito. Tenemos a una derecha que  se presenta como liberal que, en la práctica, no lo es; y una izquierda que se declara socialdemócrata que tampoco hace gala de tal condición.

EPSOE no ha representado a la izquierda desde que tengo uso de razón. Ejercen un rol de centro-derecha o tercera vía, a lo sumo. Desde Felipe González, este atajo de impostores que aspiran a una reconversión estética, ha puesto en práctica las mismas políticas económicas que el PP; acciones que les han hecho perder la careta de partido obrero.

En lo que se refiere a Ciudadanos, sólo puedo decir que me parece un excelente sucesor de la vieja derecha, y será bien recibido en la medida en que sepa relevarla si reproducir sus vicios. Imagino que se verán ante un dilema cuando se den cuenta que esas empresas que les aúpan en volandas son las mismas cuyo éxito se debe a la complicidad delictiva que mantienen con quienes, precisamente, pretenden sustituir. Aunque debo reconocer que su candidato hace parecer al Presidente del Gobierno un adolescente con síndrome de asperger.

Este contexto sitúa al movimiento en cuestión en la izquierda sin apellidos. Podrían considerase radicales en el sentido etimológico del término, si hicieran referencia, como digo, al hecho de ir a la raíz de los problemas.

En realidad, tratan de homologarlo a la idea de extremismo; que se erige en la desproporción. Tal extremo supone subvertir la razón de ser de las cosas; desnaturalizar en opuesta síntesis. Esta postura se ve plasmada cuando empresarios y banqueros hacen campaña en los procesos electorales, y se parece demasiado a eso que llaman fascismo, como para no tratarse de una versión readaptadamás refinada de su esencia inherente.

Que una suma creciente de individuos cuyo paroxismo sectario y falta de honestidad intelectual, le impide mantener un nexo con la realidad, sumados a los que por temor se aferran a lo malo conocido; si nada lo evita, nos arrastrarán al conjunto de las familias a permanecer sometidos a los mismos delincuentes que han arruinado el país -en más aspectos que el meramente económico- de manera indefinida.

Tenemos mucho que perder, y, a estas alturas, no podemos permitir volver a dejar que nos engañen. Si esos mequetrefes sin alma siguen gobernando, harán lo que esté en su mano para que no se vuelva a dar una coyuntura parecida. Modificarán la ley electoral sin pestañear para impedirlo y, así, apuntalar el bipartidismo ad eternum, mermando la capacidad de reacción de la ciudadanía ante las políticas deshumanizadas y obscenamente injustas que se han acordado, y que pretenden implementar en la próxima legislatura si tienen la ocasión; ya que serán instados a hacerlo desde Bruselas.
   
La deriva europea

Se hace necesario desmontar definitivamente el mito de la recuperación económica de España que se atribuye un gobierno que no deja de vanagloriarse. Cualquiera sabe a estas alturas que el repunte macroeconómico se debe a las medidas que se han adoptado a nivel europeo, cómo la aplicación de políticas monetarias expansivas, la depreciación del euro y la compra de deuda pública por el B.C.E.; o a factores internacionales, como la desaceleración de la economía de China, y la bajada de precios del petróleo, que, desde luego, son circunstancias eventuales, o medidas de naturaleza totalmente contrarias a las políticas de austeridad.

Aunque los economistas aseguran lo contrario, si aceptamos que España no fue rescatada, desde luego, si lo fueron sus bancos; y además, fue intervenida por la Troika, que impuso feroces recortes basándose en fórmulas antisociales, expresando sin ambages un desprecio por nuestro modelo de convivencia, y por los principios en los que, en teoría, se fundamenta Europa.

Con nuestro inmovilismo ante
la disyuntiva que se nos presenta, no hacemos, sino cebar y fomentar esta brutal maquinaria de poder oligárquico, y sólo la presión ciudadana puede revertir la situación límite a la que nos han llevado.

Es evidente que Grecia es parte ínfima del PIB de la unión al
constituir apenas un 2.5% del conjunto; pero han mostrado valentía, y ha sentado un precedente relevante y pionero a pesar del golpe de estado financiero que han recibido, orientado a doblegar la voluntad general a modo de castigo ejemplarizante.

Pero
, desde el punto de vista de la negociación, es una certeza que el 13% que aglutinamos aquí, en la península, nos sitúa en una posición de fuerza.

Valoro positivamente el auge de partidos que tienen en cuenta los intereses de la población. Consuela saber que se está produciendo un cambio de tendencia en la mentalidad del ciudadano medio europeo, indignado por las atrocidades que está legitimando con su voto.

Ciertamente, el sentido común tiende a la decencia, y los hechos desacreditan este triste montaje
.

Es el momento de corregir desequilibrios, y establecer, bajo criterios humanitarios, una escala de prioridades. Y debe cristalizar un proyecto de unificación de los que, procedentes de diferentes tendencias, saben que este boceto maltrecho de U.E que han engendrado exige una reforma urgente. De lo contrario, nos arriesgamos a su consolidación, y desmantelar los países miembros de la periféria para conceder la hegemonía a las potencias del norte será la tónica habitual.

Actitud profundamente cobarde e inconsecuente la de pasarle la bola a las generaciones venideras, y no afrontar las adversidades que emergen ante nosotros. Para entonces lo tendrán mucho más difícil, y la historia daría buena cuenta de ello.

Me aferro a que algunos ya se están oliendo la tostada, y perciben que el hipnotismo que existe por pertenecer a 
este prototipo de unión monetaria, encierra una importante restricción de derechos civiles que ha costado sudor y sangre conseguir en los últimos tiempos, y la cesión de soberanía está favoreciendo la concentración del capital disponible en cada vez menos personas. Unas élites extractivas en un mercado con tendencia al colapso acumulativo. Es como irrigar llamaradas sobre un tanque de combustible.

Si a eso le sumamos la sui géneris Ley de Seguridad; más conocida como Ley Mordaza, que, a raíz de los atentados de París, tratarán de recrudecer, y la nueva remesa restrictiva de derechos de toda índole que planean implantar con el T.T.I.P (Tratado de Libre Comercio), conceptos elementales como derecho y libertad, serán recordados en el futuro con nostalgia y romanticismo.

Se ha constatado sin género de duda que las medidas de austeridad son ineficaces, lesivas y contraproducentes. La deuda ha aumentado por encima del 100% del PIB, se ha producido un empobrecimiento acusado y generalizado de las clases medias y bajas; y por contra, se ha duplicado el número de ricos. En resumen, se han ensañado con los más vulnerables a través de la reforma laboral que representa per se una agresión a la capacidad de recaudación de las pensiones futuras, y propicia a su vez el letargo de la economía.

Mirándolo a pequeña escala, es igual que obligar a alguien a pagar una deuda grotesca, contraída por terceros, contando con unos ingresos irrisorios, y estando necesariamente obligado a mantenerse a sí mismo y a su
familia. Anteponiendo, por ley, ese pago a sus propias necesidades vitales. Aunque caigan enfermos, o les surjan gastos inesperados. No existe razonamiento ni base argumental que pueda sustentar semejante vasallaje.

Se da una absurda prevalencia de lo indefendible; el imperio de la perversión, la iniquidad y el privilegio. Entraña supeditar el derecho al enriquecimiento ilimitado, y al resarcimiento de las deudas contraídas sin ponderar el riesgo asumido, al derecho a tener un proyecto de vida, o al derecho mismo a la supervivencia, si se lleva a sus últimas consecuencias.

Después de
infligir un daño difícil de calcular por su enormidad a millones de personas ajenas a la arbitrariedad de las circunstancias, no sólo se han abstenido de manifestar arrepentimiento, o han propuesto un cambio de actitud; sino, que se muestran decididos a seguir aplicando los mismos procedimientos, que cabría calificar de lesa humanidad, sin inmutarse; provocando con ello unos niveles de desigualdad impropios de un país avanzado.

No
puede haber peor gobierno que el que niega la dignidad a sus compatriotas, ni tesis que pueda justificar la imposición del pago de una deuda contraída, en gran medida, mediante procedimientos ilegales, a una nación cuando para sus miembros supone una regresión inasumible.

Estaríamos hablando en términos de tiranía intergeneracional
; de la herencia de la deuda para los no-natos. Resulta siniestro; es indiferente la perspectiva con el que se mire. No debería existir ideología que abogue por nada parecido.

Han proyectado en su imaginario una distopía funesta, y nosotros somos los conejillos de indias que habrán de soportarla. Por eso chirria tanto esa fobia que sienten por las auditorías. Con aspectos como este revelan que para ellos la transparencia es un eslogan.

En definitiva, el objetivo de las medidas aplicadas por los organismos europeos, están orientadas a insuflar algo de oxígeno, y salvaguardar el aparato institucional unos años más; tiempo que, con premeditación, habrán calculado necesario para sostener un paradigma de U.E quebradiza e inestable.

¿Cómo hemos llegado hasta este punto?

Volviendo al panorama nacional, no conviene olvidar que
la tesitura que vivimos actualmente se debe en buena medida a que los fondos que deberían haberse dedicado a proveer nuestra salud, a los dependientes, a los desempleados, a nuestros mayores, a la educación de nuestros hijos, a la inversión en investigación, desarrollo e innovación, y en evitar que arda nuestro entorno natural; una caterva de fulanos lo han despilfarrado en drogas, prostitutas, bebidas caras, hoteles de lujo, en la compra de voluntades, y llevándoselo diligentemente al extranjero.

Tampoco está de más tener en cuenta que todo empezó con una crisis FINANCIERA, y que los BANCOS fueron RESCATADOS con DINERO PÚBLICO por motivos de falta de solvencia, que fue producto de una gestión desastrosa y de la mala praxis de sus dirigentes; quienes quedaron EXENTOS DE TODA RESPONSABILIDAD, y que, a día de hoy, dicho "PRÉSTAMO", que tanta falta nos hace, NO HA SIDO DEVUELTO. 

En cuanto a los incendios forestales; casualmente, desde que el partido en el gobiern
o ha decretado que el terreno quemado puede recalificarse para edificar, han experimentado un incremento exponencial.

Es vox pópuli que en el panorama español no hay empresarios más proclives a corromper a políticos que los dedicados al sector de la construcción, ¿Puede tratarse de una cuestión aleatoria? Hay que torturar mucho el intelecto, y hacer un alarde de ingenuidad para no estar convencido.

Vayamos al grano: un ministro de industria que utiliza su cargo para engrosar los márgenes de beneficios de una serie de pro hombres multimillonarios del sector energético de un modo tan descarado, en perjuicio y menoscabo de todo un país, además de sus votantes, que a su vez son los mismos que sufren cortes de luz aunque se den temperaturas bajo cero por causas de pobreza sobrevenida; debería ser severamente juzgado y, a posteriori, afinado en un cubículo de reducidas dimensiones para ser desterrado cuando finalice su larga condena.

Hasta qué punto han confeccionado la ley a su medida, cuando una multa impuesta a una de estas multinacionales por cometer abusos prolongados en el tiempo a multitud de consumidores puede oscilar en unos 25.000.000 de euros, mientras que a una persona física por instalar un panel solar en su vivienda y no declararlo para abastecer un simple frigorífico, le pueden sancionar con cantidades de hasta 60.000.000 de euros. Pueden comprobarlo. Esta desproporcionalidad tan abismal desmiente de facto el principio de igualdad ante la ley.

El gobierno está anquilosando deliberadamente el progreso del pueblo español
penalizando las energías renovables con impuestos abusivos e injustificables que podrían evitar el cuantioso gasto que implica importarla del exterior; al englobar un 70% ciento del total que consumimos -que nos hace tan dependientes- y disponiendo de la ubicación geográfica con más horas de luz solar del territorio europeo. Resulta inútil sopesarlo; esta cuestión escapa de toda lógica.

Para colmo, impiden la creación de miles de puestos de trabajo para la consiguiente construcción, gestión, y mantenimiento de las infraestructuras que serían necesarias para desarrollar el sector.

Que una cohorte de personajes ladinos que se declaran liberales estén amparando un oligopolio tan salvaje, sólo se puede entender explicando el concepto de puerta giratoria, que implica de manera inequívoca que, durante su mandato, esos gobernantes moldean la política energética para detraer una parte cada vez mayor de los salarios del conjunto de los trabajadores con la estafa legalizada que constituye la emisión de cada recibo.

Cuando Podemos habla de que
se ha gobernando en favor de las élites, no están lanzando una acusación airada; sino que exponen una evidencia incontrovertible, e invito al debate y a la reflexión.

A este respecto, todo se reduce a una minoría indivíduos decididos a aumentar aún más si cabe su vasto patrimonio, y a que el factor trabajo es gradualmente menos necesario conforme avanza la tecnología y la automatización. Y, por algún motivo, se creen en disposición de apropiarse de los bienes disponibles bajo el único pretexto de una doctrina que les ampara.

Partiendo de una base adulterada, nos dirigimos, pues, hacia un escenario de satrapía y despotismo consentido que conduce a una senda de degeneración social y decadencia.

Traería consigo la proliferación de la criminalidad política, y la solidificación de su perpetuidad.

El hecho de que una organización que fue diseñada para delinquir desde su fundación
, que va a sentarse en el banquillo, y que debería ser ilegalizada, se esté recuperando en las encuestas es algo realmente inquietante, y le hace a uno plantearse si realmente en este país existe un grupo mayoritario de personas con unos parámetros mínimos de moralidad con la que merezca la pena convivir en sociedad ¿Cuán extensas son las redes clientelares? ¿De verdad vamos a ser partícipes de esta farsa

Si algo es seguro, es que este no es el camino; y que lo mismo no puede ser la elección correcta.
Los que defienden que los encargados de preservar las cosas precisamente como están, serán los que pongan por fin las instituciones a trabajar en favor de sus ciudadanos, inciden en la mayor de las simplezas.

Y quien infiera que el emisor de esta denuncia peca de naif por sugerir que pueda suceder algo así; pertenece a ese colectivo que adopta una posición sumisa ante la vida, y asume las injusticias como algo natural. Y hay que decir que forman parte del problema, y adolecen gravemente de cultura democrática.

De otra parte, esos que se dedican a inculcar la idea de que una certeza con aserto de validez universal puede ser para cada individuo más o menos cierta dependiendo de su inclinación política, si es de izquierdas o de derechas; aquí, en efecto, reside la madre de todos los engaños. Se trata de la relativización de la realidad, proclama la negación de lo que sí es objetivable, y está orientado a dividir y enfrentar a la población.

Además permite que un discurso pueda defender cualquier postura. Afirmar que algo blanco es negro sin consecuencias; o lo contrario, si se antoja conveniente. Coto reservado para neo-sofistas en política, y mercenarios de la información en el periodismo que obstaculizan el correcto funcionamiento de las estructuras democráticas.

Dejemos de lado la hipocresía y el cinismo. Aquellos que mantengan su apoyo a
los que han gestionado la cosa pública ejerciendo el rol de una organización mafiosa, y les conceda una nueva oportunidad, serán, o bien, cómplices movidos por la congoja, o sus viles promotores; y tendrán razón los que aseguran que tenemos los gobernantes que nos merecemos.

Ana Garrido,
ex funcionaria del municipio madrileño de Boadilla del Monte, denunciante de la trama Gürtel, actualmente se encuentra arruinada y vende bisutería de cuero que elabora ella misma en algunos mercadillos. Recibe presiones y amenazas de muerte, y, en una ocasión, le echaron fuera de la carretera para amedrentarla, y tratar de silenciarla.

Y existen "pseudoperiodistas", por llamarlos de alguna manera, afines al gobierno que, sin pudor, se muestran decididos a ensuciar su imagen aduciendo que fue elegida a dedo para invalidar sus valiosas confesiones; cuando ha demostrado que accedió a su puesto por oposición con un simple documento. Pero consiguen sembrar la duda en torno a su reputación, y retorcer a la opinión pública haciendo gala de un talante pernicioso y maquiavélico.

¡Pero en qué clase de país vivimos! ¿Y quién protege a esta persona! Casos como este sientan un precedente abominable. Tratan de desactivar la reacción de la gente honrada ante el libertinaje corrupto para, así, garantizar su funcionamiento.

Resulta hiriente el menosprecio que demuestran habitualmente con el tipo de argumentarios que eligen y con las medidas que proponen. Con ellos se mofan abiertamente del conjunto de los españoles.

Se sienten en tal grado de impunidad, que no dudan en dirigirse al electorado como si fueran senadores romanos que desprecian a la plebe enfurecida, y les soborna con pan y el espectáculo del circo para domeñarlos. Lo más doloroso se produce cuando percibes que sus argucias siguen funcionando con el paso del tiempo a pesar de todo.

Cuántos están pasando por alto la dilapidación de los recursos del país en la elefantiásica estafa de Bankia
, las tramas Gürtel y Púnica, el caso Brugal, Imelsa, Barcenas, la caja B, el escándalo de los Ere, la corrupción de la Familia Real, y de los Puyol; con el beneplácito del Banco de España y del Tribunal de Cuentas, y un largo etcétera.

Sólo puede deberse a la inconsciencia de las mayorías acerca de las dimensiones que alcanzan, ya que algunos representan los casos más llamativos de corrupción de la historia moderna europea.

Ese infundio del Partido Popular de presentarse como el epítome de la estabilidad, no deja de resultar irónico a la par que deleznable. Difunden un mensaje falaz fundamentado
tácitamente en que malversar cantidades exorbitantes de nuestros impuestos con fines espurios, y colocar a sus infames amiguetes en los puestos relevantes, en vez de ubicar a los mejores y más preparados, es lo que más nos conviene. En lugar de administrar ese dinero para contribuir con su finalidad misma de redistribución. En cierto modo tienen razón; su gobierno supone la estabilidad de la miseria y la servidumbre.

No hablamos de malos políticos, o de que hayan podido cometido errores; estamos ante seres capaces de presumir de haber reducido la lista de espera de los dependientes, cuando esa disminución se debe a que una parte de esas personas han muerto por no haber recibido a tiempo la ayuda que, por ley, les correspondía.

Apelo al nervio cívico y a la capacidad de bochorno, y conmino a los líderes de opinión y a sus exégetas que divulguen a sus interlocutores sensatez y decencia; y que para ellos vislumbren que el mal reside en los detalles de este entramado.

Los dirigentes de Podemos han roto la baraja que había en la mesa, y los demás partidos no parecen dispuestos a jugar con una nueva, y con las cartas boca arriba. Deben tener todavía mucho que ocultar.

Con que pusieran en funcionamiento un 10% de sus propuestas, se podría depurar la política, y sentar las bases de un nuevo proyecto, y el hecho de que no se financien a través de los bancos no es una cuestión menor. Es una medida aséptica con vocación categórica de no vincularse con los maniqueos que nos han traído hasta aquí; y que, hasta ahora, solían posicionarse en segunda línea.

Porque algunos están llamados a rubricar la historia, y todos somos parte, pero nadie es quién para interponerse en su genuino transcurso, que ya fue truncado el pasado.

Catedráticos, profesores, científicos, personal sanitario, sociólogos, funcionarios, intelectuales, economistas, activistas,
artistas, juristas, un reputado ex fiscal anticorrupción, el ex líder de la Asociación Unificada de la Guardia Civil, el ex Jefe del Estado Mayor de la Defensa, la ex portavoz de Jueces para la Democracia; son algunos de los que integran sus filas, y nada tienen que ver con terroristas, ni regímenes dictatoriales, ¡Menuda estupidez!

Sólo son hombres y mujeres honorables de la sociedad civil de reconocido prestigio hastiados de las tropelías que se están cometiendo desde las instancias superiores, y que, teniendo sus vidas resueltas, han decidido generosamente dar un paso adelante para dignificar la política de su país.

<<Nunca dudes que un pequeño grupo de ciudadano
s reflexivos y comprometidos puede cambiar el mundo; porque, de hecho, son los únicos que alguna vez lo han conseguido>>.  -Margaret Mead.

Posdata: Ante la tiranía, prevalece el derecho de los pueblos a la rebelión y la desobediencia.